Además del aspecto social y emocional, también puede haber ventajas fiscales asociadas con la inversión en arte contemporáneo. En algunos países, las obras de arte pueden ser consideradas como bienes de inversión y pueden ser elegibles para beneficios fiscales, como deducciones fiscales o exenciones de impuestos. Por ejemplo, en algunos países, los gastos relacionados con la adquisición y mantenimiento de obras de arte pueden ser deducibles de impuestos como gastos comerciales o gastos de inversión. Aunque las leyes fiscales varían según el país y la jurisdicción, algunos ejemplos de beneficios fiscales relacionados con la inversión en arte contemporáneo incluyen la deducción de impuestos sobre el valor del arte en Francia, la exención del impuesto sobre las ganancias de capital en Reino Unido en caso de venta de arte, y la deducción de impuestos en Estados Unidos por donaciones de arte a museos o instituciones culturales.